¿Por qué los niños deben estudiar música?
Porque la música además de ser un arte y un juego, es una forma de pensamiento que activa todas las áreas cerebrales.
Razones para estudiar música
Con sólo escuchar música, los niños aumentan su capacidad de concentración, desarrollan la sensibilidad y la memoria, expresan mejor sus sentimientos, adquieren mayor expresión corporal y están más preparados para aprender matemáticas o idiomas.
Si además de escucharla la practican, se ejercitan en uno de los aprendizajes más difíciles, el del esfuerzo.
También influye sobre la salud: potencia las defensas y la inmunidad y regula la presión sanguínea y la frecuencia cardiovascular.
Se ha comprobado que con determinadas músicas el nivel de endorfinas aumenta provocando sentimientos de alegría y optimismo.
La música desinhibe y contagia emociones: alegría, tristeza, ilusión, ganas de vivir…
Reduce los niveles de ansiedad y acompasa la respiración haciéndola más profunda y relajada.
La música clásica, como Beethoven o Bach, activa el hemisferio derecho del cerebro, que es donde se procesan la lógica, las matemáticas o la concentración.
La música romántica y la impresionista, Chopin, Chaikovsky o Debussy, estimula el hemisferio izquierdo, responsable del habla, la creatividad y la fantasía.
Y la música moderna, Elvis Presley o los Beatles, al incitar al baile, estimula las funciones psicomotrices, el equilibrio y el desarrollo muscular.
Al estudiar música y formar parte de un coro, un conjunto instrumental o una orquesta los niños aprenden a interactuar entre sí y con los adultos.
En un mundo que favorece las gratificaciones inmediatas aprender música contribuye a desarrollar la paciencia.
Estudiar música tiene muchísimos beneficios. Los niños con música son mucho más felices.
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